Invertir en clases de activos alternativos: capital riesgo, club deals e infraestructuras en la cartera del futuro

May 30, 2025 by
Invertir en clases de activos alternativos: capital riesgo, club deals e infraestructuras en la cartera del futuro
Francesca Sarcina

El enfoque Yale de David Swensen, famoso por haber convertido el fondo de Yale en uno de los más rentables del mundo, enseña la importancia de diversificar más allá de los mercados cotizados tradicionales. Swensen tuvo la intuición revolucionaria de mirar más allá de las acciones y los bonos, abriéndose de forma consistente a las inversiones alternativas. Al reducir la excesiva dependencia de los mercados públicos y apostar por activos no tradicionales (como el capital privado, el capital riesgo, los inmuebles y los fondos de cobertura), Yale obtuvo rendimientos excepcionales durante décadas. El patrimonio de la universidad pasó de aproximadamente 1000 millones a más de 30 000 millones de dólares, gracias a unos rendimientos anuales muy superiores a la media de otras universidades (aproximadamente un 13 % frente al 9 % en el periodo 1994-2014). Hoy en día, Yale invierte casi la mitad de su patrimonio en mercados privados (47 % en 2019), lo que demuestra cómo una fuerte diversificación en clases de activos alternativos puede mejorar el perfil de riesgo-rentabilidad de una cartera a largo plazo. Esta filosofía está inspirando a muchos inversores avanzados a construir la cartera del futuro, integrando clases de activos alternativos para aumentar los rendimientos esperados y disminuir la correlación con los mercados cotizados.

Las principales clases de activos alternativos: capital riesgo, capital riesgo, infraestructuras y club deals

Pero, ¿cuáles son las principales clases de activos alternativos? A continuación, ofrecemos una visión general de las cuatro categorías clave que cada vez más inversores y asesores financieros están considerando para innovar sus carteras:

  • Capital riesgo: inversiones en empresas no cotizadas, normalmente a través de fondos especializados o adquisiciones directas. El capital riesgo financia el crecimiento o la reestructuración de empresas maduras con el objetivo de aumentar su valor y obtener un beneficio en el momento de la venta o la salida a bolsa. Estas inversiones buscan rendimientos elevados a medio-largo plazo, a cambio de un mayor riesgo y una menor liquidez que las acciones cotizadas. Los fondos de capital riesgo seleccionan cuidadosamente las empresas objetivo y, a menudo, aportan competencias de gestión para crear valor añadido antes de la salida.
  • Capital riesgo: forma particular de capital privado centrada en startups y empresas innovadoras con alto potencial de crecimiento. Los inversores de capital riesgo aportan capital (y conocimientos técnicos) a empresas en sus primeras fases de vida, a menudo en los sectores tecnológico o científico, asumiendo riesgos elevados a cambio de la posibilidad de obtener rendimientos muy superiores a la media si la empresa tiene éxito. El capital riesgo ha sido el motor del crecimiento de muchos gigantes tecnológicos; para el inversor, implica un horizonte temporal largo y la conciencia de que solo una parte de las startups financiadas tendrá éxito (compensando las pérdidas de las demás). Se trata de un activo ilíquido y muy volátil, pero capaz de generar un alfa significativo en la cartera.
  • Infraestructuras: inversiones en activos tangibles de utilidad pública —por ejemplo, redes energéticas, transportes (carreteras, puertos, aeropuertos), telecomunicaciones, instalaciones de energía renovable— a menudo a través de fondos de infraestructuras o asociaciones público-privadas. Las infraestructuras tienden a generar flujos de caja estables y predecibles, a menudo regulados o vinculados a contratos a largo plazo, con rendimientos comparables o superiores a los de los bonos. Se consideran activos defensivos: presentan una baja volatilidad y una correlación relativamente baja con los mercados de renta variable, lo que los convierte en útiles diversificadores de la cartera. Además, tienen un carácter anticíclico y capacidad de cobertura frente a la inflación —pensemos en los peajes de autopistas o las tarifas energéticas indexadas—, cualidades que los hacen especialmente atractivos en la actualidad. Por el contrario, requieren un capital elevado y horizontes temporales largos, dada la naturaleza típicamente ilíquida de las inversiones en infraestructuras.
  • Club Deal: un modelo de inversión alternativo en el que un grupo reducido de inversores privados une sus fuerzas para financiar conjuntamente una sola empresa o proyecto, adquiriendo una participación directa en el capital. En la práctica, se trata de operaciones privadas compartidas entre varios coinversores (normalmente empresarios, family offices o inversores cualificados), a menudo facilitadas por un promotor o un asesor financiero. El club deal ofrece un acceso privilegiado a oportunidades exclusivas, iniciativas que normalmente no están abiertas al gran público, y permite «seleccionar lo mejor», invirtiendo solo en proyectos que se consideran realmente valiosos y en línea con los propios objetivos. Los rendimientos potenciales pueden ser superiores a los de los mercados tradicionales, pero es necesario seleccionar cuidadosamente cada operación. Además, la inversión es menos diversificada que un fondo (ya que se concentra en una sola operación) y conlleva compromisos de capital ilíquidos durante periodos medios de 4 a 7 años. Este modelo tiene éxito porque combina los recursos y las competencias de varios inversores, lo que permite participar en operaciones de mayor envergadura o complejidad. Los asesores financieros también encuentran un valor añadido en los club deals: son soluciones innovadoras que enriquecen la oferta a los clientes sofisticados y permiten diferenciarse en el mercado.

Por qué los inversores sofisticados apuestan por los activos alternativos

En los últimos años se ha producido un marcado desplazamiento hacia las clases de activos alternativos por parte de los inversores más sofisticados (fondos institucionales, family offices y clientes acaudalados). Las razones de esta tendencia residen tanto en el contexto del mercado como en las características intrínsecas de los activos alternativos.

En primer lugar, las elevadas valoraciones de los mercados cotizados tradicionales y la volatilidad observada han llevado a muchos a buscar rentabilidad en otros lugares. El año 2022, por ejemplo, fue un año difícil en el que muchas carteras sufrieron pérdidas simultáneas tanto en renta variable como en renta fija. Este escenario de «correlación» ha planteado nuevas preguntas sobre la construcción de carteras: un número cada vez mayor de inversores se pregunta cómo diversificar aún más sus asignaciones para hacerlas más resistentes. Aunque los mercados privados no son inmunes a las turbulencias, sus atractivos rendimientos a largo plazo ya han llevado a muchos inversores a aumentar su peso en las carteras.

Los estudios y análisis respaldan esta evolución. J.P. Morgan, por ejemplo, calcula que los elevados múltiplos actuales de las acciones y los bonos implican rendimientos futuros más bajos para una cartera 60/40, lo que sugiere mirar más allá de las acciones y los bonos tradicionales para alcanzar los objetivos de rendimiento. Además, una simulación histórica muestra que una cartera con un 20 % de asignación a activos alternativos habría superado a la clásica 60/40 desde 2014, registrando además una menor volatilidad. En la práctica, añadir una pizca de capital riesgo, infraestructuras u otros activos alternativos a la mezcla tradicional puede mejorar el perfil de riesgo-rentabilidad de la cartera. No es casualidad que clases de activos como el capital privado hayan generado históricamente rendimientos superiores a los de los mercados públicos a largo plazo, mientras que las inversiones en infraestructuras tienden a ofrecer una menor volatilidad y una valiosa diversificación. También en lo que respecta a los flujos de caja, algunas clases de activos alternativos proporcionan ingresos interesantes: por ejemplo, las infraestructuras o los inmuebles privados pueden ofrecer rendimientos (cupones, dividendos, alquileres) muy competitivos en comparación con los bonos tradicionales.

Paralelamente, existe una razón estructural: la búsqueda de nuevas fuentes de rentabilidad en una época en la que los tipos de interés, aunque han subido recientemente, siguen siendo relativamente bajos en términos reales y los mercados líquidos parecen cada vez más eficientes (dejando poco margen para el alfa de los gestores activos). Los activos alternativos, especialmente el capital riesgo y el capital inversión, ofrecen exposición a la innovación y el crecimiento (pensemos en las startups tecnológicas o los proyectos de infraestructura verde) difícilmente replicables en las bolsas de valores. Quienes desean participar en la creación de valor en la economía real encuentran en estas clases de activos un vehículo ideal.

Por último, está el efecto imitación: los grandes inversores institucionales (fondos soberanos, fundaciones, fondos de pensiones) han aumentado significativamente su exposición a los mercados privados en los últimos años, sirviendo de ejemplo también para los inversores privados bien informados. Según una encuesta de Cerulli de 2022, el 64 % de los banqueros privados en Francia prevé aumentar las asignaciones a los mercados privados para los clientes mass affluent, y el 61 % tiene la intención de hacer lo mismo para los clientes high-net-worth. Se observan tendencias similares en Italia, el Reino Unido, Alemania y Suiza, donde el capital riesgo y las infraestructuras figuran entre las clases de activos que experimentarán un mayor aumento de peso en las carteras. En resumen, los inversores más avanzados se están orientando hacia estas clases de activos por dos razones principales: por un lado, mejorar los rendimientos esperados aprovechando el potencial de rendimiento adicional (alfa) que ofrecen los mercados privados; por otro, reducir el riesgo global de la cartera gracias a fuentes de rendimiento menos correlacionadas con los mercados tradicionales. Limitarse únicamente a los activos cotizados se considera hoy en día por muchos un enfoque insuficiente ante los retos actuales.

Ventajas de las inversiones alternativas

Invertir en clases de activos alternativos puede aportar varias ventajas estratégicas a una cartera bien equilibrada:

  • Diversificación real: los activos alternativos presentan correlaciones más bajas con las acciones y los bonos tradicionales. Esto significa que añadirlos a la cartera puede reducir la volatilidad global y mitigar el impacto de perturbaciones específicas de los mercados financieros cotizados. Por ejemplo, las infraestructuras y otros activos reales tienen dinámicas de rendimiento que a menudo son independientes de la evolución de los mercados bursátiles, lo que contribuye a estabilizar la cartera en momentos de turbulencias. Esta diversificación eficaz ayuda a construir carteras más resilientes y menos expuestas al riesgo de concentración.
  • Rendimiento potencialmente superior: muchas clases de activos alternativos ofrecen un potencial de rendimiento adicional a largo plazo. El caso del capital riesgo es emblemático: los mejores fondos de capital riesgo han superado históricamente a los mercados bursátiles públicos en horizontes plurianuales, compensando a los inversores por la iliquidez y el riesgo adicional asumido. El capital riesgo también ha generado rendimientos excepcionales en inversiones individuales exitosas (aunque con una alta variabilidad). En general, quienes logran seleccionar los mejores gestores o las mejores operaciones privadas pueden obtener rendimientos muy superiores a los disponibles en los mercados cotizados, especialmente en fases de crecimiento económico sostenido o en sectores innovadores. Por supuesto, una mayor recompensa conlleva un mayor riesgo, pero desde una perspectiva de cartera, la inclusión de una proporción de activos alternativos bien seleccionados puede aumentar el rendimiento esperado sin incrementar proporcionalmente el riesgo.
  • Flujos de caja estables y protección contra la inflación: algunas inversiones alternativas, en particular las infraestructuras y los bienes inmuebles, generan flujos de caja periódicos en forma de rendimientos de gestión (peajes, cánones, alquileres, dividendos de servicios públicos, etc.). Estos flujos suelen ser superiores a los ofrecidos por instrumentos de renta fija comparables y tienden a estar indexados a la inflación o contratados a largo plazo. Por lo tanto, incluir infraestructuras básicas en la cartera puede proporcionar tanto ingresos estables como cobertura frente al aumento de los precios. En un periodo en el que la inflación erosiona los rendimientos reales de los bonos, los activos reales con poder de fijación de precios resultan especialmente valiosos.
  • Acceso a oportunidades exclusivas: los mercados privados permiten invertir en proyectos y empresas no accesibles en el mercado público. A través de fondos especializados, coinversiones o club deals, los inversores pueden participar en iniciativas exclusivas —por ejemplo, empresas no cotizadas líderes en su nicho, startups prometedoras, operaciones inmobiliarias fuera del mercado— imposibles de replicar comprando acciones en bolsa. Este acceso privilegiado puede traducirse en rendimientos superiores, ya que a menudo se entra en inversiones de alto potencial antes de que el valor sea reconocido por el mercado general. Además, permite alinearse mejor con los valores o intereses propios (por ejemplo, inversiones en sectores innovadores, economía verde, pymes locales, etc.). En esencia, las inversiones alternativas abren un abanico de oportunidades que de otro modo estarían vedadas al inversor individual, permitiendo diversificar también por estrategias (por ejemplo, con deuda privada, arte, colecciones, etc.) y no solo por sector o geografía.
  • Inversión directa en la economía nacional: las inversiones en la economía real —los productos alternativos— suelen beneficiar a las sociedades y empresas presentes en el territorio nacional. Esto contribuye al crecimiento de la economía, creando un círculo virtuoso de desarrollo en términos de creación de empleo y externalidades positivas para toda la economía.

Evolución normativa y tecnológica: alternativas más accesibles para los inversores privados

Durante mucho tiempo, las soluciones de inversión alternativa han sido casi exclusivas de los inversores institucionales o los grandes patrimonios, debido tanto a barreras normativas como a obstáculos operativos (falta de plataformas adecuadas, dificultades de acceso a fondos reservados, etc.). Sin embargo, hoy en día el panorama está cambiando rápidamente gracias a la evolución normativa en Europa: estos factores están democratizando, al menos en parte, el acceso a las inversiones alternativas, haciéndolas más accesibles también para los inversores particulares cualificados y los asesores financieros que les prestan asistencia.

Desde el punto de vista normativo, la Unión Europea ha introducido nuevos vehículos y regulaciones diseñados para abrir los mercados privados al público minorista de forma controlada. Un ejemplo clave son los ELTIF (European Long-Term Investment Funds), fondos cerrados a largo plazo creados en 2015 precisamente para canalizar recursos hacia la economía real europea (infraestructuras, pymes no cotizadas, proyectos ilíquidos) accesibles también a inversores individuales. Los ELTIF tuvieron un inicio lento debido a las estrictas restricciones, pero la reciente reforma ELTIF 2.0 aprobada en 2023 ha eliminado muchos obstáculos, simplificando las normas y ampliando el público potencial. Las nuevas normas (en vigor desde principios de 2024) relajan los requisitos mínimos de inversión y alinean la prueba de idoneidad de los ELTIF con la de otros productos financieros MiFID, lo que facilita a los bancos y redes su distribución a los clientes. En la práctica, los ELTIF se están imponiendo como el vehículo paneuropeo ideal para ofrecer a los ahorradores comunes un acceso eficiente a los mercados privados. No es casualidad que algunos de los principales bancos de Italia, Francia y Alemania hayan comenzado a colocar ELTIF de capital privado, deuda privada o infraestructuras entre sus clientes acaudalados. Estos avances normativos indican claramente una dirección: abrir los activos alternativos a la gestión patrimonial, integrándolos en la oferta estándar de las redes financieras.

Un aspecto interesante es la aparición de fondos «semilíquidos», como algunos fondos de deuda privada o estrategias multialternativas, que, aunque invierten en activos ilíquidos, ofrecen ventanas de liquidez periódicas (por ejemplo, la posibilidad de salida trimestral dentro de ciertos límites) gracias a una gestión activa de la cartera y al uso de mercados secundarios. Estos productos híbridos tratan de equilibrar las necesidades de liquidez de los inversores individuales con las oportunidades de rendimiento de los mercados privados. Aunque no eliminan el riesgo de bloqueo, hacen más gestionable la inversión alternativa en un contexto de gestión patrimonial. Además, se mira hacia el futuro con la tokenización: la posibilidad de representar participaciones en fondos o activos reales (inmuebles, obras de arte, etc.) mediante tokens digitales en blockchain podría facilitar en el futuro la fraccionabilidad y la intercambiabilidad de activos tradicionalmente ilíquidos. Estamos solo en los comienzos en este campo, pero varias empresas financieras están experimentando soluciones de tokenización para ampliar el acceso a los activos alternativos de forma segura y regulada.

En resumen, gracias a una normativa más favorable y a la tecnología, hoy en día es más fácil que ayer para un inversor privado acceder a oportunidades de inversión alternativas. Como afirma J.P. Morgan en su última perspectiva, las inversiones alternativas, como el capital riesgo, las infraestructuras privadas y los inmuebles privados, «se han vuelto cada vez más accesibles para los inversores particulares». Esta evolución está abriendo escenarios impensables hace solo unos años: activos que antes eran exclusivos de los grandes fondos ahora pueden entrar, con criterio, también en las carteras de los clientes privados (quizás a través de soluciones gestionadas ad hoc). Sin embargo, para aprovechar al máximo estas nuevas posibilidades, siguen siendo fundamentales el asesoramiento cualificado y la selección rigurosa: no es recomendable improvisar en el ámbito de las inversiones alternativas, mientras que recurrir a plataformas y asesores especializados puede marcar la diferencia entre una experiencia satisfactoria y un paso en falso.

Sula Inversiones: la puerta de acceso a inversiones alternativas exclusivas

En este contexto de creciente interés y accesibilidad de los activos alternativos, Sula Inversiones se posiciona como socio de referencia tanto para inversores privados sofisticados como para asesores financieros que desean ofrecer algo más a sus clientes. Sula Inversiones es una empresa de asesoramiento financiero independiente que, a través de su red de asesores expertos y una plataforma tecnológica avanzada, consigue transformar la complejidad de las inversiones alternativas en oportunidades concretas para los clientes. Gracias a asociaciones seleccionadas con operadores líderes del sector, Sula ofrece acceso a soluciones exclusivas que de otro modo serían difíciles de alcanzar para el inversor individual.

En particular, Sula es socio del grupo Azimut, una realidad global en la gestión de activos y pionera en Italia en el campo de las inversiones alternativas. Azimut ocupa una posición de liderazgo en club deals a nivel nacional, habiendo completado 15 operaciones de inversión en pymes y proyectos innovadores en los últimos 4 años. A través de esta colaboración estratégica, Sula Inversiones puede ofrecer a sus clientes oportunidades únicas de inversión en capital riesgo, capital riesgo, infraestructuras y otros activos alternativos, seleccionados con el máximo cuidado. Ya sea para participar en la financiación de una empresa no cotizada prometedora, entrar en un fondo de infraestructuras con socios institucionales o adherirse a un club deal reservado, los clientes de Sula se benefician de un canal privilegiado para acceder a estas soluciones. Cada operación es evaluada por nuestra red de expertos, con el fin de garantizar altos estándares en términos de calidad del proyecto, potencial de rendimiento y alineación con los objetivos del inversor.

La plataforma digital de Sula también permite una gestión eficiente y transparente de estas inversiones: desde el intercambio de información y documentos, pasando por el seguimiento periódico del rendimiento, hasta el apoyo administrativo para las suscripciones y desinversiones al vencimiento. Sula acompaña al inversor en todas las fases, proporcionándole la experiencia necesaria para navegar con seguridad por el mundo de las inversiones alternativas. Nos dirigimos tanto a inversores privados avanzados, que desean diversificar su patrimonio con nuevas clases de activos, como a asesores financieros profesionales que desean ampliar la gama de soluciones que ofrecen a sus clientes. Entrar en la red de Sula significa poder acceder a un ecosistema integrado de competencias, tecnología y acuerdos con las principales sociedades gestoras, todo ello con el fin de llevar al mercado minorista italiano y español lo mejor de las inversiones alternativas globales.

En conclusión, las clases de activos alternativos representan un componente cada vez más importante en la cartera del futuro de los inversores y asesores más avanzados. El capital riesgo, el capital riesgo, las infraestructuras y los club deals pueden ofrecer esa combinación de rentabilidad adicional y diversificación que los mercados tradicionales tienen dificultades para garantizar por sí solos en la actualidad. Sin embargo, es esencial abordarlos con los conocimientos adecuados y a través de socios fiables. Descubra cómo acceder a soluciones de inversión exclusivas con Sula Inversiones. 

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